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A las chicas blancas les gusta tener relaciones sexuales con hombres negros. Les gusta humillar a sus maridos y burlarse de sus cabezas rojas. Ni siquiera tiran los condones con el semen de sus amantes para demostrar que ella engaña a su marido. Él debe saber que ella le engaña con negros y que no aprecia sus testículos. Toda zorra cuenta el número de machos que la han tenido y está especialmente orgullosa de sus relaciones sexuales con africanos musculosos.
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